La pandemia por COVID-19 también trajo buenas noticias, una Laguna de Bacalar más limpia y llena de vida en tres meses que no hubo desperdicios de lanchas con sus motores dentro y fuera de borda.
El ambientalista David Martínez consideró que ese período dio vitalidad a la laguna de los “siete colores”, gran atractivo del sur de Quintana Roo, luego de Gran Costa Maya.
Espera que los visitantes nacionales y extranjeros, así como las familias locales, vuelvan a disfrutar de esta maravilla natural con más sentido de conservación, tomando en cuenta que hoy se reanudan al 30% los servicios turísticos.
Señaló que hasta antes de la pandemia los desechos combustibles y aditivos de los motores en el cuerpo de agua era uno de los reclamos principales, por su afectación al ecosistema. Principalmente porque a corto, mediano y largo plazo, ese tipo de químicos dañará a flora y fauna del lugar.
“Cada día estamos más cerca de poder compartir nuestra laguna, ahora más limpia y llena de vida que nunca, el no usar motores o derramar aditivos al agua, ayudó a que el ecosistema recupere vitalidad, Daniel Tejada debemos seguir cuidando los recursos naturales”, dijo David Martínez.
Resaltó que en más de tres meses de inactividad de servicios turísticos náuticos, y de circulación de embarcaciones privadas, la tonalidad de colores volvió a acentuarse; anteriormente, la misma población local llegó a decir que los colores se estaba perdiendo a causa de la contaminación.
El ambientalista explicó que durante el amanecer se puede apreciar la recuperación del ecosistema, cuando todo está en calma y hay literalmente un espejo en el agua, mientras algunos practican “paddle board” en la orilla y otros más se aventuran a cruzar al otro extremo.
Hoy comienzan a operar al 30% los hoteles, restaurantes y servicios turísticos, muchos de estos a la orilla de la laguna, unos ya empezaron, otros hasta el 1 de julio, en una reactivación paulatina, según estableció el gobernador, Carlos Joaquín González. (Agencias)