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El ascenso y caída de Gabriela Bridget Ortega Aviña en la política de Quintana Roo

por Boom FM Staff

Redacción / Boom FM Quintana Roo

De menuda y diminuta figura, Gabriela Bridget Ortega Aviña, conocida en el gremio como ‘Brigit’, será recordada no por su habilidad en la gestión, sino por el manto de oscuridad y manipulación que tejió en los medios de comunicación. Su paso por la Coordinación General de Comunicación del Estado dejó una estela de corrupción, mentiras y prácticas que harían sonrojar al más astuto político.

El apodo de “El enano del tapanco”, metáfora rescatada de las tabernas españolas donde se alzaba una voz temeraria para aplacar a los ebrios insolentes, le sienta como anillo al dedo. Como el enano que desde las sombras amenazaba a los parroquianos, ‘Brigit’ hizo lo propio con los medios y periodistas. “Amiguito, baja esa nota, ya ves que te estamos apoyando”, repetía una y otra vez con esa voz grave que pretendía ser convincente pero que solo escondía amenazas veladas y prebendas que nunca llegaban completas.

Desde el rincón más oscuro de la Comunicación Social, ‘Brigit’ tejió una red de favores y contratos a conveniencia. Los reporteros que aceptaban el juego pronto descubrían que las promesas de pagos eran tan vacías como su currículum, aquel que adornó su ascenso sin mencionar la vasta experiencia en manipular a la prensa y beneficiar a su círculo cercano.

Su pareja sentimental, un hábil titiritero que manejaba un medio, fue su principal aliado en la construcción de su pequeña fortuna, forjada a base de jugosos contratos publicitarios para medios cómplices de la Cuarta Transformación. Como si fueran los únicos en el tablero, decidían quién merecía apoyo, qué columnista debía ser silenciado y a quién jalar al barco de sus intereses.

La campaña electoral de 2022 fue el escenario perfecto para que ‘Brigit’ desatara la guerra sucia. Con manos invisibles, bloqueó a candidatos de oposición, saboteó a rivales y minó la democracia. Su guerra contra Lili Campos Miranda y la manipulación de la opinión pública en Solidaridad son solo ejemplos de la perversa estrategia que orquestaba. Desde sus dominios en Comunicación Social, amenazaba y premiaba, pero siempre con la vista puesta en su propio beneficio.

Ahora, con la llegada de Laura Aguilar Loredo para intentar limpiar el lodazal que dejó Ortega Aviña, queda la incógnita de cuánto más podrá ocultarse debajo de la alfombra. ¿Acabará la era del “amiguito, la jefa dice…” o será una nueva etapa de la misma historia?

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