Boom FM Staff
Comitán, Chiapas.- Parece un guion de película de ficción, pero no, esto es la triste realidad de Comitán. Mario Antonio Guillén Domínguez, alias Mario Fox en sus años mozos, ha evolucionado en su carrera política y patrimonial con una velocidad que haría palidecer a cualquier magnate de Wall Street. Hoy, lo conocen mejor como Mario ‘El Todo Mío’, un apodo que le queda como anillo al dedo, pues lo único que no lleva su firma es la luna… por ahora.
Y es que su transformación no ha sido solo de discurso o de imagen pública, sino de patrimonio. De vivir en una modesta casa de interés social de 36 metros cuadrados, ahora es prácticamente el dueño y amo de medio Comitán. Un ascenso tan impresionante que haría sonreír a cualquier inversionista, si no fuera porque este milagro financiero tiene una receta bien conocida: corrupción, tráfico de influencias y, por supuesto, prestanombres de confianza.
Áreas verdes, predios municipales, propiedades privadas… todo parece caer mágicamente en sus manos. En el barrio de La Pila, ya solo le falta ponerle su firma a la iglesia. Y con el ritmo que lleva, no sería sorpresa que pronto el cura le pida permiso para dar misa.
Pero Mario El Todo Mío no se conforma con Comitán. ¡No, señor! Su apetito es insaciable. También se ha adueñado del Parador Santa María, expandiendo su imperio más allá de los límites del municipio, porque, claro, cuando uno tiene el don del acaparamiento, hay que aprovecharlo.
Lo más curioso es que todo esto ocurre a la vista de todos. En una exhibición descarada de impunidad, Mario Antonio Guillén sigue acumulando propiedades como si fueran estampitas, mientras los comitecos miran atónitos cómo su ciudad se convierte en el patio trasero de un solo hombre.
Al final, la gran pregunta es: ¿hasta dónde llegará Mario El Todo Mío? ¿Se conformará con Comitán o ya estará planeando ponerle su nombre a Chiapas entero? Lo cierto es que, a este paso, no tardará en mandar a hacer su propio billete con su cara.