Boom Fm / Redacción
Las Margaritas, Chiapas.- En el corazón de Chiapas, un municipio lleva consigo el peso de la corrupción y el crimen: Las Margaritas. Bajo la sombra de Bladimir Hernández Álvarez, este lugar, rico en historia y cultura, se ha convertido en un terreno fértil para la impunidad y el abuso de poder. Los relatos que emergen desde este rincón del estado son alarmantes y dolorosos, y exigen atención inmediata.
El panorama no puede ser más sombrío. Mientras los habitantes de Las Margaritas luchan día a día contra la pobreza y el abandono, el alcalde y su círculo cercano han amasado riquezas que ofenden a los más necesitados. Propiedades como el lujoso Rancho El Dorado son solo la punta del iceberg en una lista de bienes que contrastan brutalmente con la marginación que vive el pueblo.
El reciente arresto de dos de los principales colaboradores de Bladimir Hernández —el director del Gobierno de Reconciliación y el director de Obras Públicas— es solo un reflejo de lo que sucede en las entrañas de este gobierno. Con armas, cargadores y vehículos con irregularidades, estos funcionarios creían estar protegidos por el manto de un alcalde que se ha convertido en símbolo de la corrupción y el abuso.
Pero los señalamientos van más allá de la corrupción patrimonial. Desde los inicios de su gestión, rumores oscuros lo vinculan con actividades delictivas que van desde el manejo irregular de recursos hasta presuntos tratos con organizaciones criminales. La caída de una avioneta en la región selva y el misterioso acuerdo que siguió es solo una de las tantas historias que ensombrecen su administración.
Y si esto no fuera suficiente, la seguridad del municipio está en manos de un grupo táctico conocido como “Los Dorados”, quienes, lejos de proteger a la población, han sido señalados por intimidar y reprimir a campesinos y manifestantes. Los habitantes viven con miedo, temiendo más a la policía municipal que al crimen organizado.
Las Margaritas clama justicia. Los pobladores han pedido la intervención urgente de los Pakales, una unidad que representa la última esperanza de seguridad para la región. También han exigido a las autoridades estatales, como el gobernador Eduardo Ramírez y el fiscal Jorge Llaven Abarca, que actúen antes de que la situación se salga aún más de control.
No es casualidad que la riqueza de unos pocos florezca en un pueblo empobrecido. La opulencia y el abuso del poder tienen un costo que siempre recae en los más vulnerables. Pero tarde o temprano, la justicia y el karma alcanzan a quienes han hecho del poder una herramienta de opresión.
El pueblo de Las Margaritas está harto de ser silenciado a punta de balazos y amenazas. Sus voces, aunque reprimidas, están comenzando a resonar con fuerza, exigiendo transparencia, seguridad y justicia. Es momento de que las autoridades estatales y federales escuchen este clamor y actúen para devolver la dignidad a un municipio que merece mucho más que vivir bajo la sombra de la corrupción.